Escribe el amigo
Pedro acerca de los desproporcionado de los precios que está poniendo la Editorial Panini a alguno de sus tebeos. Como casi siempre, le tengo que dar la razón en sus argumentos, porque sufro como él el incremento continuado del gasto mensual en esta afición que nos une como consecuencia de una inflación que al final siempre resulta mayor que la de mi sueldo.
Hoy he comprado el nuevo título de
Acme Novelty Library, una joya de la literatura contemporánea que inaugura formato en cada entrega, a cuál más interesante y emocionante. He gastado 17 euros en un tomo de lujo, publicado en Estados Unidos y que ha llegado gracias al intermediario habitual. No me ha parecido caro, ni mucho menos, porque valoro tanto la forma como el contenido de este álbum y considero que el precio que le ponga estará perfectamente justificado al placer que provee. He paseado, como no puede ser de otra manera, por las estanterías para comprobar las novedades y hojear aquellos títulos que me atraen pero que aún no he comprado.
Pero no he escogido nada más.
Y no será porque no hay cosas de interés, ya que hay muchas, cada día más. El problema es, en primer lugar, de liquidez. Ni siquiera de tiempo para leerlos, sino de la cantidad de euros disponibles para satisfacer mi afición, aunque sea de manera superficial. Después, de precio. Y, por último, de volumen.
Cuando me preguntan cuánto dinero me gasto en tebeos cada mes, siempre contesto que demasiado poco, muchísimo menos del que me gustaría. Sea cual sea la cantidad que se va cada mes a las cajas de las librerías por las que paseo semanalmente, siempre es poco, porque quiero más. Pero el presupuesto es limitado, y esta falta de disponibilidad conlleva una necesaria, imprescindible y muy complicada tarea de selección.
Ahí es donde entra en juego el tercer factor de los citados, en comunión imprescindible con el segundo. Los montones de kilos de tebeos que se publican mes a mes hacen imposible para cualquier economía normalizada acceder a la totalidad. No se puede. Nadie se puede gastar al año los más de 30.000 euros que salen a la venta en tebeos, haciendo un cálculo aproximado y muy por la baja. Los hay caros, muy caros y carísimos, y no siempre la relación entre el precio y la calidad del tebeo en cuestión son equilibradas, proporcionadas, ajustadas o lógicas. Un ejemplo sublime es el que cita Pedro, ya que Panini ha metido muy mucho la pata haciendo que el primer tebeo de una interesante nueva colección cueste una cuarta parte que el segundo, teniendo más páginas; error, craso error. Mirando hacia otro lado están las ediciones, sublimes por otra parte, del señor Caldas, inaccesibles a los bolsillos hipotecados de la inmensa mayoría. Y decenas de ejemplos más.
Un síntoma de mi incipiente edad madura es la cantidad de veces que me viene a la memoria lo que hacía de joven. Y en lo que respecta a los tebeos que me compro mes a mes, la comparación entre el gasto en narrativa dibujada que tenía con 25 años y el que tengo en la actualidad. Hubo una época en la que podía afirmar que me compraba todo lo que salía al mes, y ahora me como las uñas cuando consigo comprarme una cuarta parte de lo que me apetece mucho comprarme.
Deberé multiplicarme y rogar a los señores editores que tengan a bien remitir a su seguro servidor un ejemplar de aquellos títulos donde modestamente estampa su firma. O robar un banco. O hacerme del XX y medrar como otros…