Es una voz madura, seria, la que nos cuenta lo que sucede; más tarde reconoceremos que es Scrap, el encargado del gimnasio de barrio alrededor del cual se relacionan los tres personajes, quien está leyendo / escribiendo una carta.
Habla de Frankie Dunn, un entrenador de boxeo, aunque no sabremos a quién se dirige hasta el final.
La historia que nos cuenta es de las buenas. Dura, durísima, como suele suceder cuando se trata de boxeo. De esperanzas, de pasiones, de fracasos y de éxitos.
Pero que la historia trate de una mujer que con 31 años quiere hacerse boxeadora profesional no es lo más importante, según el mismo Eastwood. Lo realmente trascendente es la relación que se crea entre esta mujer y su entrenador, la manera en la que cada uno lucha su propia guerra para conseguir lo que pretende; o caer derrotado. Ella, escapar del oficio de camarera que la atenaza 18 años ya. Él, redimir la culpa que siente por algo, no se sabrá qué, sucedido 23 años atrás; tal vez la ceguera parcial de su amigo Scrap, tal vez la marcha de su hija, tal vez su propia incapacidad para reconocer el valor de los demás y sobre-protegerles.
Sólo importa la actuación, la historia, de los tres protagonistas. Los demás, el reparto, como en ninguna otra película que recuerde, están ahí para matizar el carácter, las convicciones, explicar las acciones de las tres estrellas. Son meros puntos, comas, que permiten comprender perfectamente a cada uno de los protagonistas, ya que sirven para cerrar los distintos hilos argumentales que se van entrelazando poco a poco, casi sin darnos cuenta.
Ahí está la maestría de la mano de Eastwood. Adaptando una novela corta de F. X. Toole, el seudónimo de un conocido entrenador de boxeo de la costa oeste americana, saca de ella los elementos más valiosos (como los diálogos, brillantes) para contarnos una historia de amor paterno-filial entre dos personas que se acaban de conocer. Como, sutilmente, nos lleva por la relación hasta que se convierte en otra cosa. Como, bruscamente, cambia el tono y el tiempo de la historia. Como eclosiona el drama.
La tragedia llega, la ascensión meteórica se convierte en...
No, seamos fieles al director y no avancemos el contenido de la segunda parte de la película. Porque es sorprendente, mucho.
domingo, febrero 06, 2005
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