miércoles, diciembre 14, 2005

Tan sólo 8 minutos

Leo que ese tiempo, 8 minutos, es el que tarda la luz del sol en llegar a nuestros ojos desde el centro de nuestra galaxia.

¿No es poco?

¿O tal vez sea demasiado?

Lo cual me hace pensar en la extraordinaria relatividad del tiempo. No, no en el sentido einsteniano de la palabra, sino en el casero, el real, el de todos los días. En cómo se te pasa el tiempo por delante sin que avances; en lo poco que realmente puedes hacer desde que un haz de luz que va a golpear en tu ojo en 480 segundos sale de la enorme masa solar.

"No hay tiempo, no hay tiempo", dice el sombrerero de Alicia en el País de las Maravillas. Nunca falta el tiempo, le contesto, no nos lo vamos a comer ni lo gastaremos por mucha prisa que nos demos en hacer lo que tenemos que hacer.

Y, sin embargo, siempre nos hace falta un poco más para acabar eso que dejamos a medias y que, algún día, deberemos finalizar.

21 gramos es el peso que, según la película, pierde una persona cuando muere.

¿No es poco?

Porque lo que se pierde es precisamente algo mucho más pesado de llevar que... 21 gramos de lo que sea.

La vida, ni más ni menos.

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