Estas dos mujeres están para comérselas, con el permiso del marido de la mayor, claro está. Mira qué es difícil verlas, salvo que busques en el buzón de correo, claro.
Ya no te digo hablar con ellas, porque una no sabe decir más que gu-gú ta-tá le digas lo que le digas, eso sí, te mira y sonríe, je. Y la otra siempre tiene el móvil en otro lugar. Pero bueno, no nos quejmos, que servidor también tiene la cabeza más en las nubes que en la tierra... digo los libros.
viernes, mayo 26, 2006
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