Puedes tener la mesa del salón llena de mandos, puedes tener un sínnúmero de maquinitas electrónicas a tus órdenes, puedes hacer (casi) lo que quieras con ellas...
Pero lo que realmente te gustaría hacer, aunque sólo fuera en ocasiones y sin ánimo de ofender ni provocar damnificados, no puedes conseguirlo de ninguna de las maneras.
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