martes, abril 17, 2007

Esta es la casa


Parece perdida, casi abandonada entre los campos de flores silvestres y el mar, que no se ve pero se intuye en el azul del cielo.

Porque, cuando llegaba el final de la estancia, decidió al fin abrirse y reflejar en las olas todo su esplendor, dejándonos disfrutar aunque sólo fuera durante unas escasas tres horas de la parte más bella de la Formentera, que es el borde de sus playas con los pies dentro del agua, intensamente helada.

Los paseos han sido muchos, las palabras y el apetito también. Hemos tenido tiempo hasta de estar de morros, mira tú por dónde. Ahora es todo recuerdo y deseo de regresar, ambos intensos y profundos.

Que no pase tanto tiempo la próxima vez, que cuatro años pueden llegar a ser más que una vida.

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