lunes, abril 23, 2007

Un Salón del Cómic muy cansado


Poco más de diez meses después, regreso a caminar los pasillos del Salón del Cómic de Barcelona. En esta ocasión, de nuevo sin urgencia pero con muy poco tiempo, ya que hemos llegado a mediodía... del domingo.

Aunque en realidad no hace falta más de un par de horas para verlo todo así por encima, si quieres charlar con la gente que has conocido en años anteriores (y han sido muchos, y ha sido mucha), si quieres observar con detenimiento las exposiciones, si quieres que algún profesional te firme algún tebeito... pues como que no hay tiempo en sólo tres horas. En las que entra el imprescindible y caro menú de la cafetería.

Otra vez será mejor (aunque difícilmente mejor acompañado) y más extenso (porque intenso la verdad sí que lo ha sido).

La ubicación la han cambiado respecto a años anteriores, lo cual es de agradecer. La entrada está mejor, ya que cuando pasas la puerta tienes la opción por cruzar por la primera de las exposiciones, y no por el mega-stand de PlanetadeAgostini como en ocasiones anteriores, que parecía aquello más un anuncio enorme de los señores feudales del evento que un convención de tebeos con fanzineros y cospelay.

El caso es que la distribución en este nuevo emplazamiento más cercano a la parte que da a la Plaza de España de la Fira de Barcelona gana. Principalmente por ser más grande y por disponer de más espacio entre muchas de las islas (no, en las de los laterales, no, ahí están todos apretados pobrecitos míos, y sudorosos), lo que permite a la gente moverse con más fluidez. Se puede incluso mirar los puestos sin que te atropelle la mamá que pasea el carrito o el adolescente con granos disfrazado de noséqué personaje manga.

Decía Alejandro Martínez Viturtia, el editor de Marvel en España y con el que salgo aquí al lado, que el stand de la Editorial Panini este año sería distinto al de las dos ediciones anteriores y, bueno, vale, un poco sí. No mucho la verdad. Propongo a los capos de la editorial que para una próxima ocasión dispongan de personal para atender un poco más lúcido, como por ejemplo a los miembros de las web s Universo Marvel y Bajo la Máscara.

Un dos tres, responda otra vez:

Los miembros de las webs UM y BJLM.

Uno de los laterales estaba iluminado con la nueva revista mensual, la que sustituye a Marvel Rampage, dedicada al arácnido héroe marveliano, que pudimos ojear y que contiene una historieta inédita (no logré localizar la referencia, torpe soy, rediez, pero es que tenía allí a un "master del universo de los x-men" al que nos dio muchas ganas de explicar dónde estaba Nueva Zelanda de una patada en su enorme trasero).

Muy cerca se había ubicado un stand monotemático Spider-Man 3, con varias PS3 en las que se podía jugar todo el rato que quisieras (había cola, soy torpe y no me apetecía) y dos monitores grandes (al que adivine la marca le doy un no-premio). Muchos puestecitos con productos variados, hasta uno de gominolas mire usted en el que la chica que mira a cámara en la foto se puso las botas.

Tras una amena y demasiado corta conversación con Alejandro (Martínez Viturtia, el de más arriba, y fue privada y cuasi-profesional, y no hablamos de Marvel que ya lo hacemos por teléfono o email, así que no hablaré de ella) momentos antes de su aparición ante los micrófonos de Com Ràdio, paseamos todos los pasillos, visitamos las exposiciones en las que no había que hacer cola y marchamos de vuelta para casa.

Más de 700 kilómetros, peajes incluidos para estar 3 horas en el Salón del Cómic de Barcelona.

Ha merecido la pena.

Volveré.

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