
Es Barcelona, sí, desde el salón de la nueva casa que Majo comparte con Gus. Está lloviendo, sí, como había amenazado durante los últimos días y para fastidiar mi primera mañana salonera. Pero ya es menor el chaparrón y se puede salir a la calle, así que con unas horas de sueño más de lo habitual en un jueves, y tras conseguir eludir hábulmente (ejem) la inauguración oficial llena de políticos y personalidades varias (¿habrán estado presentes con la que caía a las 12?) , camino hacia la Fira a ver, tocar y hablar de tebeos.
Y a venderme.
Si puedo, y si alguien quiere comprarme.
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