En estas circunstancias balompédicas que nos invaden, uno no puede sino asombrarse de lo imaginativos y gloriosos que llegaron a ser nuestros ancestros, y de lo realmente poco que sabemos de ellos.
Así, sin pensarlo mucho, se me ocurre que es probable que tengamos más conocimientos sobre los antiguos moradores de lo que desde hace cuatro centurias llamamos América; sobre las primeras tribus de eso que con el tiempo se autoproclamó Grecia; sobre las personas que vivieron en Pompeya antes del desastre volcánico, o incluso sobre los barbudos, altos y muy rubios vikingos, que sobre esos señores que vivían en los mismo sitios que pisan hoy nuestros calzados y que tenían por nombre iberos.
De estos señores hay novelas escritas en los tiempos modernos, algún que otro relato contado por otros (romanos de la época del Imperio, principalmente), pero pocos documentos propios que sepamos reconocer como tales y nos permitan familiarizarnos con sus gentes, costumbre y lugares.
Por suerte tenemos avezados científicos que, gracias a las aportaciones nunca lo suficientemente generosas del estado, pueden investigar en nuestro pasado. Nos permiten, así, conocernos un poco mejor.
Así, sin pensarlo mucho, se me ocurre que es probable que tengamos más conocimientos sobre los antiguos moradores de lo que desde hace cuatro centurias llamamos América; sobre las primeras tribus de eso que con el tiempo se autoproclamó Grecia; sobre las personas que vivieron en Pompeya antes del desastre volcánico, o incluso sobre los barbudos, altos y muy rubios vikingos, que sobre esos señores que vivían en los mismo sitios que pisan hoy nuestros calzados y que tenían por nombre iberos.
De estos señores hay novelas escritas en los tiempos modernos, algún que otro relato contado por otros (romanos de la época del Imperio, principalmente), pero pocos documentos propios que sepamos reconocer como tales y nos permitan familiarizarnos con sus gentes, costumbre y lugares.
Por suerte tenemos avezados científicos que, gracias a las aportaciones nunca lo suficientemente generosas del estado, pueden investigar en nuestro pasado. Nos permiten, así, conocernos un poco mejor.
Dos expertos descifran en una cerámica de más de 2.000 años la primera epopeya íbera
Expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Alicante han descifrado el contenido de la pieza cerámica, hallada en 1950 en el poblado de La Serreta (Alcoy), conocida como "Vaso del Guerrero", que constituye la primera narración épica que se conoce en la cultura íbera.
El profesor del Instituto de Historia del CSIC, Ricardo Olmos, y el profesor de la Universidad de Alicante, Ignasi Grau, han presentado hoy en Alcoy (Alicante) su estudio sobre la pieza cerámica, cuyo análisis ha aportado "una enorme riqueza de conocimiento sobre el mundo ibérico". Los investigadores indicaron que la pieza, datada en el año 200 A.C., es uno de los vasos singulares ibéricos más grandes y mejor conservados y posee una de las mayores riquezas iconográficas conocidas, que se acentúa al analizar el contexto espacial en el que la pieza fue encontrada.
Según explicó Olmos, "los dibujos del vaso narran en tres etapas diferenciadas la iniciación de un aristócrata íbero de la época. En la primera, el noble se enfrenta con un ser mítico, al que vence. En la segunda, da caza a un ciervo, acompañado por otro joven y ya vestido con la piel del monstruo al que se enfrentó en su juventud. La tercera etapa cuenta su enfrentamiento en una lucha singular con otro noble". Añadió que también es la primera vez en la que aparece la música como acompañante de la narración épica. Lo hace, según indicó, en la figura de una muchacha que toca una flauta doble. En opinión de Olmos, "este es un poema gráfico que cuenta la historia de un héroe, igual que en la cultura griega encontramos 'La Odisea' de Homero".
El profesor Ignasi Grau destacó que el análisis del recinto donde se descubrió la pieza completa su lectura, ya que la "relación entre estos elementos y el espacio en el que fueron hallados confiere un sentido sagrado a la habitación y ofrece información sobre los rituales que ejercían los prohombres del momento para integrar a la sociedad que se asentaba en estos poblados". Según este profesor, la cerámica compartía espacio con otra de las piezas fundamentales de la cultura íbera, la de la "Diosa Madre". Junto a estos elementos, se encontraron más vasos, una vajilla mediterránea importada del sur de Italia y joyería de bronce.
El estudio ha sido publicado en la revista que anualmente edita el Museo Arqueológico de Alcoy, en la que se incluye documentación sobre el descubrimiento de un nuevo asentamiento de ocupación neandertal al aire libre en Benifallim (Alicante) y un catálogo de yacimientos de la edad de Bronce en la Font de la Figuera (Valencia).
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