miércoles, junio 13, 2007

La fría mirada

Aprendí a mirar a las mujeres cuando aún no sabía por qué las miraba. Pero aquél dibujo de John Romita (padre) de la rubia Gwen Stacy en los tebeos que afanosamente coleccionaba de Spider-Man marcó un antes y un después en la manera de ver a las chicas. Desde ese día, los ojos se fijan en (casi) todas, claro, pero con más énfasis en las de pelo rubio, muy claro, largo y liso. La segunda vez que la boca quedó abierta por un tiempo indeterminado ante la visión de una mujer fue, también, gracias a las artes ilustradores del padre de los Romita, aunque en esta ocasión el objeto de deseo tenía el pelo rojo (aunque entonces no lo sabía, ya que la editorial publicaba en blanco y negro).

Al final, azares del destino, la primera novia del cada vez más maduro Peter Parker tuvo un final desgraciado y acabó casándose con la otra, la pelirroja, Mary Jane la sobrina de la señora Watson. Ha sido uno de los iconos del cómic de los últimos años, teniendo esa imagen de modelo de pasarela y siendo amante y mejor amiga del héroe de millones. Y, ahora, nos mira a los ojos profundamente, desde su decrepitud.

De mis aventuras no hablaré, por cautela principalmente...

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