Una amiga, muy cachonda ella, me ha pedido que la ayude en la búsqueda de un hombre de verdad. No, yo no le sirvo, qué le vamos a hacer. Y no es que no lo haya intentado, la verdad.
Sencillamente es que, dice, somos demasiado amigos para estropearlo por un revolcón.
Yo le digo que se equivoca, que esa situación no haría sino unirnos más, conocernos más íntimamente si se puede; pero ella es muy cabezota y no se deja.
El caso es que, como es muy pudorosa en público, aunque no tanto en privado, ha pensado que exhibiendo esta foto podría llamar la atención de algún hombrecillo gamberro que estuviera dispuesto a mentirle repetidamente, precisamente en el lugar en el que está centrada la imagen en cuestión.
Las peticiones, al de aquí al lado.
miércoles, diciembre 08, 2004
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